La primera imagen que tuve del protagonista fue la de una cámara de seguridad situada en el ángulo superior entre dos paredes. Él estaba de espaldas, con la camisa arremangada. A su izquierda una mujer atendía un mostrador y, ante sí, había una puerta. Yo veía la escena en blanco y negro; la imagen oscilaba ligeramente, como en un monitor antiguo. Al fin el protagonista daba un paso hacia la puerta, cabizbajo.