lunes, 21 de abril de 2014

De Budapest a Leitza


Me cuesta mucho trabajo amortizar mi tarjeta de a cinco euros la entrada de cine. No porque no esté bien de precio, que lo está, si no porque no acaban de traer películas interesantes. Ni siquiera la usé en la Fiesta del Cine, salía más barata la entrada normal… Y fui a ver Gran Hotel Budapest (Wes Anderson, 2014), un lujo de película.

Cada vez estoy más convencido de que el problema del cine español no es técnico, y puede que ni de actores. El problema del cine español es, ante todo, de escritura. Si tienes un gran guión entre manos puedes estropearlo, claro. Pero si tienes un mal guión, eso no hay quien lo arregle.

Ver Gran Hotel Budapest es darse cuenta de que ni siquiera hace falta una buena historia, original, inédita. Cójase una película, o fragmentos de películas, que hayan sido vistas muchas veces, y reescríbase todo con sencillez, claridad y precisión. Haga que el director sepa ejercer su oficio y contrate a unos estupendos actores. Et voilá! Sí, acaba usted de obtener un buen producto que la gente va a ver, se lo pasa bien y, de paso, le deja beneficios económicos. Esto se llama industria.

Gran Hotel Budapest recoge con elegancia, y de forma divertida, muchas de las claves visuales del cine mudo, de su ritmo trepidante, y de multitud de películas de aventuras de cualquier tiempo cinematográfico. Y en los cambios de tiempo de la historia se produce, curiosamente, un cambio de formato en la proyección. Pero todo encaja, cualquier recurso que se pueda imaginar. El reparto, como no podía ser menos, es impresionante: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, Edward Norton, Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Jude Law, F. Murray Abraham, Adrien Brody, Harvey Keitel, Bill Murray, Léa Seydoux…

Ahora que Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2014), rodada en Leitza, es ya la película española más vista de la historia, reconozcamos que también es industria. Me reí muchísimo cuando fui a verla, y salí satisfecho del precio pagado por la entrada. ¿Qué diferencia hay entre una película y otra? Pues que el guionista de Ocho apellidos vascos se nota que ha visto mucha tele a lo largo de su vida, muchos programas de humor de veinte minutos. Y el guionista de Gran Hotel Budapest se nota que ha visto mucho cine, cine en el que las historias duran toda una vida.


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