Expedición a la verdad

Franz Kafka

Hay más verdad en una página de la peor obra literaria que en el más afamado periódico nacional o en el más seguido de los informativos de televisión. No es sólo que se hayan convertido en un eterno carrusel de malas noticias. Es que nos quieren hacer creer que la realidad retorcida que nos presentan es "nuestra" realidad.

Cualquier novela está más cerca de la vida cotidiana que las informaciones sobre la crisis. Nos muestran gráficos (¿de quesitos?), índices bursátiles (¿las personas cotizamos al alza o a la baja?), cantidades en decenas de miles de millones de euros (¿existen tantos billetes?), declaraciones confusas de personajes muy importantes que deciden sin pestañear nuestro futuro más inmediato (si nos pinchan, ¿sangramos?).

Nos hablan de la prima de riesgo hasta la náusea y descubrimos que hay algún banco que no se acuerda debajo de qué baldosa ha puesto el dinero. En esos discursos que no entiende nadie nos dicen que todo lo pagaremos nosotros, los ciudadanos. ¡Como si alguna vez hubiéramos dejado de hacerlo!

Hay más verdad en un verso que en todas las ruedas de prensa de la Zona Euro. Hay más verdad en un segundo de la vida de cualquier ciudadano que en los envenenados titulares de las portadas de los diarios. ¿Hemos llorado de emoción alguna vez ante un libro de contabilidad, hemos encontrado allí la verdad?

Quieren hacernos creer que somos muñecos de pim-pam-pum que todo lo sufren y todo lo temen. Sienten pánico con la posibilidad de que nos demos cuenta de que seguimos siendo seres humanos, personas, ciudadanos. Ante el producto defectuoso que nos quieren vender como información todos los días, puede que sólo en la ficción encontremos las respuestas a esa realidad que tanto se afanan en desfigurar. Que volvamos a apreciar los valores que tanto niegan. Porque, en palabras de Kafka, "la literatura es siempre una expedición a la verdad".