viernes, 16 de agosto de 2013

“Renoir” es una buena película


La película Renoir comparte su punto de partida, casi literalmente, con El artista y la modelo, de Fernando Trueba. Eso no es malo ni es bueno; es simplemente una coincidencia. Peor síntoma es que compartan también una rémora del cine español de los últimos años, que parece extenderse al europeo: el ajuste de los guiones y del ritmo narrativo. Renoir es una buena película, pero en demasiados momentos aparenta que no pasa nada. Eso, en una época en la que los jóvenes están acostumbrados a ritmos sincopados y el desarrollo vertiginoso de las historias, es pecado mortal.

Y aludo a los jóvenes porque está muy claro que con un público compuesto de cuarentones y candidatos a la demencia senil, con sus debidas edades intermedias, ninguna película va a ninguna parte. A este público, al que me honro de pertenecer, no lo quieren las distribuidoras, ni los grandes estudios, ni las cadenas de multicines. A veces no lo quieren ni en los templos de distintas confesiones religiosas. Quieren a los adolescentes poco exigentes con el producto, lo que les produce beneficios por la vía rápida. La pirotecnia prevalece sobre el sentimiento, la emoción y la inteligencia.

De esos tres elementos está sobrada Renoir, cinta dirigida por Gilles Bourdos e interpretada por Michel Bouquet y Romane Bohringer. Sentimiento, emoción e inteligencia sostienen una historia. Pero, ay, una película tiene que tener además otros pilares puramente cinematográficos. El guión y el ritmo: esto es una industria, señores, y hay que competir. Como una librería de barrio con Amazon. Y los jóvenes se nos aburren en un plis plas. No se trata de copiar a los norteamericanos ni de perder identidad. Se trata de actualizar las formas narrativas, y captar para la causa del cine con “algo” dentro a esa juventud criada entre videojuegos, naves espaciales a toda pastilla y explosiones de todos los colores.

Pues para colores, los de Renoir. Una fotografía “pictórica”, a veces preciosista, con una perfecta utilización del color, es uno de los mayores valores de esta película, que cuenta parte de la vejez del famoso pintor y la relación con su hijo Jean. Quien acabaría por convertirse en uno de los más admirados directores de cine europeos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario