lunes, 7 de octubre de 2013

El extraño caso de los falsos paralímpicos y las 18 absoluciones


Hoy, trece años después, se ha conocido la sentencia de uno de los más extraños casos de fraude deportivo que ha protagonizado España. De los 19 procesados, sólo uno ha sido condenado. Su “pena” ha sido una multa de 5.400 euros, tras devolver 140.000 euros en subvenciones que nunca llegaron a los deportistas a los que correspondía cobrarlas.

Pero hagamos un poco de memoria… En 2000 se celebraron en Sidney (Australia) los Juegos Paralímpicos. El equipo español de baloncesto, modalidad discapacitados intelectuales, ganó la medalla de oro. Pues bien, de los doce jugadores seleccionados sólo dos eran realmente discapacitados. Uno de los “intrusos” era además un periodista infiltrado en el equipo, decidido a destapar el escándalo. Que finalmente también fue procesado, porque para algo esto es España…

Este procedimiento para ganar medallas había sido ensayado anteriormente. En 1998 en el Mundial de Brasil, donde cuatro de los jugadores no eran discapacitados. Y en el Eurobasket de 1999, en el que su número era ya de nueve.

Finalmente fueron procesadas 19 personas: los jugadores que no debían haber estado allí, los dos entrenadores,  los miembros del Comité de Elegibilidad (médicos, psicólogos, técnicos) y el entonces presidente de la Federación Española de Deportes para Discapacitados Intelectuales. Este último retuvo en la mencionada federación el dinero que se recibía para los jugadores a los que se presentaba como discapacitados. Supuestamente, todos los acusados participaron en el fraude de la competición o tuvieron conocimiento de él.

Este esperpento ha sido resuelto ¡¡¡trece años después!!! Y si realmente no hubo un interés personal, un lucro, en este horrible asunto, ¿qué puede mover a 19 personas a engañar de esta manera, a estafar con un tema tan delicado? He rastreado Internet en busca de respuestas, pero es insólita la escasez de información sobre el caso, sobre los motivos y las circunstancias que condujeron a este puñado de personas a un fraude que hace dudar de que siga existiendo entre nosotros una mínima decencia.


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